Atrevida la Ignorancia

26 de febrero de 2007

La situación de la universidad pública. Algunos datos sobre Bolivia

Los indicadores de productividad: De la cobertura y del costo de la cobertura


La matrícula en las universidades bolivianas se elevó a 195,200 el año 2001. De este total, el 78% corresponde a las universidades públicas.

El 50.16% de la matrícula universitaria total corresponde a mujeres.

El año 2001 se tenía un registro total de Profesores Universitarios de 9200. En consecuencia, se tenía una carga de 21.21 estudiantes por profesor.

El año 2002 se contaba con 52 universidades. 16 Públicas y 36 Privadas.

La matrícula total el año 2002 subió a 290,423, de los cuales 240,428 estudiantes correspondieron a la universidad pública. El mismo año los ingresantes fueron 54,549, de los cuales 42,782 correspondieron a la universidad pública. Y el total de egresados ese año fue de 13,210, de los cuales 10,682 correspondieron a la universidad pública.

En consecuencia, la tasa de egresados en la universidad pública fue del 25% (medida como egresados sobre ingresantes el mismo año). Y en la universidad privada la tasa fue de 21%.

Si consideramos la tasa de egresados como el ratio entre los egresados en el año n sobre los ingresantes en el año n-4, los resultados cambian. La tasa de egresados para la universidad pública en los años del 2000 al 2003 es, respectivamente, 41,14%, 44,66%, 40,76% y 33.08%. Una media entre el 30 al 40%.

La tasa de egresados para la universidad privada en los años del 2000 al 2003 es, respectivamente, 16,98%, 18,62%, 29,6% y 19.74%. Una media del 20%.

Considerando este indicador de productividad, la productividad relativa de la universidad pública es el doble de la universidad privada. Pero si se considera el valor del indicador en terminos absolutos, la productividad es baja. Si al quinto año de ingresar a la universidad el 40% pudo salir; entonces el 60% sigue en la universidad pública.

Y en el caso de la universidad privada, al quinto año de ingresar a la universidad el 20% pudo salir; entonces el 80% sigue en la universidad.

Consideremos ahora la carga de alumnos por docentes. En el caso de la universidad pública, para el período que va de 1996 al año 2002, la carga de alumnos por docente fue, respectivamente, 21,69; 22,78; 23,88; 25,08; 26,37; 26,39 y 27.66. La tendencia es ascendente. En la medida que la tasa de egresados no es eficiente, la cobertura se incrementa y el número de alumnos por profesor se incrementa.

En el caso de la universidad privada, la situación de la carga de alumnos por docente es la que sigue. Para el período que va del año 1996 al año 2003 el número de alumnos por profesor fue, respectivamente, 7,97, 8,87, 9,68, 11,45, 10,81, 11,52, 10,3 y 11,39. Una media de 11 alumnos por profesor. Bastante menos que en la universidad pública. Aquí resulta claro que a este respecto, docentes, el costo por alumno es mayor. La universidad privada invierte más en docentes aunque obtiene una productividad mucho menor.

Otro indicador de productividad, es la tasa bruta de escolarización. Esta mide el porcentaje de la población en edad de encontrarse en estudios superiores y que efectivamente se encuentra en estudios superiores. Considerando el intervalo de edad de la OCDE, 20-24 años, el 41% de la población, en el año 2004, se encuentra bajo cobertura en Bolivia. Un valor elevado (Argentina tiene 60% y es el más alto de toda América Latina) que indica la ampliación de la cobertura.

Esta ampliación de la cobertura se registra desde comienzos de la década de los 90. En 1991 la tasa era de 22%. En 1999 se elevó en 50% para llegar a 33%. El año 2002 se encontraba en el 38% para llegar al 41% dos años después.

Este incremento de la cobertura es un fenómeno que acompaña a todo el Continente. Para el conjunto de países de América Latina y el Caribe, la tasa bruta de escolarización fue de 17% en 1991 y pasó a 21% en el año 1999, para volver a subir y llegar al 28% el año 2004. Un crecimiento del 65% en trece años, o una tasa anual de 4% de crecimiento anual.

Al crecer la cobertura se incrementa también la esperanza de vida escolar. Este indicador mide la esperanza de vida al ingresar al sistema escolar. En el caso de la esperanza de vida en la educación superior, nos dice el número de años de educación superior que un niño espera lograr al ingresar al primer año de educación primaria. Bolivia registra una de las más altas esperanzas de vida escolar superior en el continente.

La esperanza de vida escolar superior en Bolivia fue de 2 años el año 2004. Igual al que registraba ese mismo año Venezuela. El más alto en la región lo tuvo Argentina con 3.3 (y Argentina tiene la más alta cobertura). Cuba tiene 2.7 años, Panamá 2.3 y Chile 2.2. Perú llegaba a 1.6 años en el año 2004.

La mayor cobertura que genera una mayor esperanza de vida implica costos para el Estado Boliviano.

El Estado Boliviano destina el 6.4% de su PBI a la educación y el 18% de su presupuesto (en el año 2004). Del total de este gasto, la educación pre primaria y primaria tiene casi la mitad del total, 49% (46% primaria, 3% pre primaria). La secundaria se lleva el 25%, mientras que la educación superior el 23%.

Pero la naturaleza del gasto está orientado sólo al gasto corriente. El año 2004 el total del presupuesto asignado a la educación superior fue gasto corriente. El gasto en capital fue 0%. Y la calidad de la formación universitaria tiene mucho que ver con el gasto de capital.

En la educación primaria Bolivia destina el 16.4% de su PBI per cápita (año 2004). En la educación secundaria la asignación fue de 13%. Y en la educación superior fue superior a la suma de las dos anteriores, 35.9%.

Los altos gastos que generan una mayor cobertura parecen explicarse por los relativamente altos índices de alfabetismo en la población de 15 a 24 años, que llega al 97%.

Sin embargo este indicador parece también tener un alto costo de oportunidad. La tasa de alfabetismo entre la población de 15 a más años es del 87%, 10 puntos menos que el de la población entre 15 a 24 años. Y esto es coherente con la distribución del gasto en terminos del PBI per cápita.

En consecuencia la educación superior boliviana es muy cara. Es decir, el gasto del Estado en la educación superior es bastante elevado aunque la productividad no lo es.

Cuadro Resumen de Información sobre Universidades Públicas en Bolivia

  • Más del 75% de la matrícula en la universidad boliviana corresponde a las universidades públicas.
  • La matrícula por genero se distribuye por igual: 50%
  • De un total de 52 universidades, 16 son públicas y 36 privadas.
  • La tasa de egresados de la universidad pública es del 25%, mientras que en la universidad privada llega al 21% (año 2001).
  • Considerando la tasa de egresados en terminos de cohorte, una medida más exacta, la tasa en la universidad pública se mueve en un intervalo entre el 20 al 30%, mientras que en la universidad privada está alrededor del 20%.
  • La carga de Estudiantes por Profesor se movió en un intervalo de entre 22 a 28 en la universidad pública (1996-2002). En la universidad privada estuvo alrededor de 11 alumnos por profesor.
  • La tasa bruta de escolarización superior en Bolivia, 2004, llegó al 41%.
  • La esperanza de vida escolar superior en Bolivia, 1004, fue de 2 años.
  • El 100% del gasto en la universidad pública, 2004, es gasto corriente.
  • El 35.9% del PBI per cápita, 2004, fue destinado a la Educación Superior.
  • La tasa de alfabetismo en la población mayor de 15 años es del 87%, año 2004.

La información sobre Bolivia se ha obtenido del estudio de Ramón Daza Rivero, consultor del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, presentado en el Taller “Evaluación y Acreditación de la Educación Superior en América Latina y el Caribe”, organizado por la UNESCO en Mayo del año 2003 en Buenos Aires, Argentina. Otra fuente importante de información es la Base de Datos de la UNESCO GED 2006, de donde hemos obtenido la información correspondiente a presupuestos y esperanza de vida escolar.

Charla sobre SNIP en la Municipalidad Distrital del Rímac

El Jueves 22 tuvimos una charla en la Municipalidad Distrital del Rímac sobre el Sistema Nacional de Inversión Pública. La reunión fue organizada gracias a la iniciativa del Secretario General, Econ. Juan Perea. Focalizamos la charla alrededor de la ausencia de una cultura de proyectos de inversión pública en nuestro país.

La hipótesis es que el SNIP marcha bien y que, sin embargo, toda la clase política se opone al SNIP. ¿Cómo puede ocurrir esto? Que el SNIP marcha bien se demuestra de una manera muy, pero muy sencilla. ¿Cuántos proyectos están dentro del SNIP? ¿Cuántos han sido declarados viables? !95 por ciento! Un sistema que marcha al 95% es un buen sistema. Entonces el sistema marcha bien. ¿Y si es así cómo es que el SNIP es rechazado por la clase política?

Aquí la hipótesis es que todos quienes tienen la capacidad de asignar recursos públicos de inversión, porque son autoridades nacionales o subnacionales (ejecutivo, gobiernos regionales o gobiernos locales), los quieren asignar a proyectos generados por fuera del sistema. El Alcalde del Pueblo X quiere hacer una escuela, pero el sistema se le presenta como un obstáculo. ¿Por qué? Porque el punto de partida del sistema no es un proyecto. No se trata de formular y evaluar un proyecto para que pase a la etapa de inversión. El Alcalde del Pueblo X sabe que hay que construir una escuela y quiere que el sistema formule y evalúe el proyecto. Pero el sistema no empieza en la fase de formulación; empieza en la fase de identificación del problema.

Pero el Alcalde ya identificó el problema. Se trata de construir una escuela porque faltan escuelas en el Pueblo X. Es decir, para el Alcalde el problema no es un problema, es la ausencia de una solución. Construir una escuela es una solución y si faltan escuelas entonces estamos ante la ausencia de esta solución. Se confunde la ausencia de una solución con el problema.

En el auditorio de la Municipalidad del Rimac había mucho calor. Tal vez 27 o 28 grados. Les preguntaba a los asistentes si teníamos un problema, y si ese problema era la falta de ventiladores en el auditorio. ¿O la falta de ventiladores en el auditorio es más bien la ausencia de una solución?

¿Qué sucede si alguien sostiene que el problema es que faltan ventiladores? Que la solución es comprar ventiladores. Y si tenemos un primo que distribuye ventiladores, entonces ya tenemos el problema, la solución del problema y la puesta en marcha de la solución, ya, mañana mismo. Me pregunto si se trata de esto.

Pero es posible que el proyecto del Alcalde del Pueblo X tenga sentido. El Alcalde sabe que la demanda es mayor que la oferta educativa. La percepción de este problema es muy simple. Digamos que la única escuela en el Pueblo X para la educación inicial tiene una sola aula con 20 carpetas unipersonales, tiene una sola profesora, una sola pizarra, etc., pero en el Pueblo X hay 40 niños en edad de estudiar en la escuela y que quieren estudiar. Entonces el proyecto del Alcalde tiene bastante sentido y si el sistema no lo aprueba pues está dispuesto a batallar contra el sistema. Convocar a una Conferencia de Prensa y declarar, muy solemnemente, que el SNIP no lo deja trabajar y que por culpa del SNIP la ignorancia continuará enseñoreándose en el Pueblo X.

Pero el SNIP no es el culpable. El SNIP se limita a sostener que construir una escuela no es una alternativa de solución y, en consecuencia, si se construye la escuela se estaría asignando recursos públicos de inversión de manera ineficiente.

El punto de partida del SNIP es la identificación del problema. El problema aquí está bien identificado. El paso siguiente es optimizar la oferta. Es decir, investigar si con los recursos actuales se puede resolver el problema. Si tengo un aula puedo tener dos secciones. Con dos secciones la oferta se incrementa en 100%. Puedo atender a 40 alumnos y como la demanda es de 40 alumnos entonces el problema está resuelto. No hay necesidad de ningún proyecto de inversión. Basta con contratar un segundo turno de trabajo. Sin el SNIP la escuela se hubiera construído. Con el SNIP la escuela no se construye pero el problema se resuelve. Y el presupuesto que se hubiera destinado a la construcción de la escuela puede ahora financiar otros proyectos de inversión declarados viables por el SNIP.

La Municipalidad del Rimac tiene registrados 30 proyectos en el SNIP y los 30 proyectos están aprobados. Entonces les dije que el SNIP va bien. Y es que el SNIP va bien. Y a pesar que va bien, durante el gobierno anterior el Presidente Toledo sale a los medios a decir que el SNIP no lo deja trabajar. Y ahora el Presidente García sale a los medios a decir lo mismo. Y si el Presidente de la República lo hace por qué no puede hacer lo mismo el Alcalde del Pueblo X.

Aquí les alcanzo las diapositivas de mi charla.

20 de febrero de 2007

La situación de la universidad pública: Algunos datos sobre Argentina

De la Reforma Universitaria de Córdova, 1918 y 80 años después

Las conquistas de la reforma universitaria surgidas de Córdova y que en buena medida se mantienen en la mayor parte de las universidades públicas de América Latina, se concentran en la autonomía, el cogobierno (docentes y estudiantes) y la cátedra libre. Y sobre la base de estas conquistas es que el sistema universitario público pudo desarrollarse durante el siglo XX.

La matrícula en las universidades públicas argentinas se expandió fuertemente durante el gobierno populista del General Perón. En 1945 la matrícula ascendía a 47,400 mientras que en 1955 había llegado a 136,362. Un crecimiento anual promedio de 11%.

La tasa media de crecimiento anual cae al 6% en el período que va de 1950 al 2000, 50 años, en que la matrícula total en la educación superior pasa de 86,000 a 1.700,000.

Considerando la matrícula del año 1945 con la del año 2000, 55 años, la tasa media de este período es de 7% anual. Y este período está marcado por diferentes, muy diferentes regímenes políticos. Los que impulsaron el desarrollo de las universidades públicas, empezando con Perón, los que liquidaron la autonomía, el mismo Perón, los militares antiperonistas que repusieron la autonomía, hasta la dictadura militar que reprimió la universidad pública y, finalmente, el período democrático a partir de 1983.

Este comportamiento parece demostrar que el crecimiento de la matrícula es inelástico a las políticas de gobierno.

Si consideramos ahora la educación superior universitaria, en terminos de su distribución en universidad privada y pública (nacional), se ratifica el fuerte predominio de la universidad pública. La universidad privada es inexistente al inicio del período considerado. Y al inicio del período considerado la educación superior es explicada prácticamente por la universidad pública.

Si nos concentramos en el período que va de 1950 al 2000, encontramos que la educación superior crece fuertemente gracias al crecimiento de la educación superior no universitaria, la universidad pública y la universidad privada. Es decir, un fuerte incremento de la oferta, tanto por el lado de la cobertura como de la variedad. Un fuerte crecimiento de la educación superior no universitaria, pero que no ha frenado la demanda por la universidad. Un fuerte crecimiento de la universidad privada pero que tampoco frena el crecimiento de la universidad pública.

En resumen, un fuerte crecimiento de la educación superior que parece ser la respuesta a una creciente demanda de la población joven que ha perdido la capacidad de emplearse. En el siguiente cuadro se aprecia la distribución de la matrícula por el tipo de oferta educativa.


La unviersidad pública pierde espacio, en términos relativos, en los últimos 25 años del siglo pasado. Lo mismo ocurre con la universidad privada. El espacio perdido por estas instituciones es ganado por la Educación Superior no Universitaria que logra más que duplicar su participación en el período. Sin embargo, la universidad pública, sigue siendo la institución principal. Pasa del 78% al 66%. Es decir 2 de cada 3 estudiantes de educación superior están en la universidad pública.

Pero si bien la universidad pública explica dos tercios de la matrícula, no sucede lo mismo en términos de su número. Las universidad privadas al año 2003 representaban el 55% del total. 53 universidades privadas versus 41 públicas.

El crecimiento del número de universidades privadas se aceleró poco antes de cerrar el siglo pasado. Entre 1958 y 1990 se crearon 23 universidades privadas. Pero entre 1990 y 1996 se crearon 22. Casi el 100% en un período mucho menor. En seis años se crearon tantas universidades privadas como se habían creado en los 32 años previos.

Y en el mismo período en que nacieron 22 universidades privadas, entre el 90 y el 96, se crearon 12 universidades públicas.

Este fuerte crecimiento, de la matrícula, y de la diversificación de la oferta, tiene que responder a un fuerte crecimiento de la demanda. Si la población demanda más universidad y se crea más universidad, la pregunta pertienente, es si el país está empleando de manera adecuada sus recursos, o si la asignación de los recursos a una mayor demanda, está afectando las posibilidades del desrrollo.

Porque si se incrementa la demanda de drogas y a consecuencia de ello se incrementa y se diversifica la oferta, no se puede concluir que los recursos se están asignando de manera adecuada.

Sin embargo, si en respuesta a cambios en la oferta, se encuentra que la promoción de científicos y profesionales, contribuye al desarrollo del país, la asignación de recursos se justifica. El país demanda más científicos y más profesionales, la universidad responde con un cambio en la oferta, y la sociedad absorve a los nuevos científicos y profesionales. El circuito virtuoso.

Pero esto presupone que la promoción en las universidades alcanza entonces un alto o un adecuado nivel de empleabilidad. Y si esto no ocurre, por la vía de la negación se confirmaría que el crecimiento y la diversificación de la oferta no representa una adecuada asignación de los recursos.

Del cambio de la cantidad a la calidad

Una explicación al crecimiento de la oferta es la baja productividad del sistema. Considerando una carrera universitaria de 5 años, se espera que un ingresante al sistema salga del mismo en 5 años. Se trata de estimar la tasa de graduados. Se consideran dos medidas para estimar este índice de productividad.

Considerar el número de graduados por año entre el número de ingresantes del mismo año. Este es un indicador de flujo. Indica cuántos salen y cuántos entran en el año, de tal manera que un resultado neto positivo indica el crecimiento de la matrícula. Si el número de graduados y de ingresantes es el mismo, la población se mantiene constante. Sería la medida ideal. Si el número de graduados es mayor al de ingresantes, la población tiende a reducirse. Al revés si el número de graduados es menor al de ingresantes.

Tomando las estadísticas de las universidades públicas en Argentina, para el período 2001-2005, se encuentra que en el año 2005, la tasa de egresados fue de solo 21%. Se registraron 62,054 egresados frente a 301,982 ingresantes.

La otra forma de estimar la productividad universitaria es mediante la comparación entre los egresados el año n + 5 versus los ingresantes el año n. En este caso consideramos los egresados del año 2005, 62,054 versus los ingresantes en el año 2000, 278,292. El resultado, 22%.

Considerando la primera medida de productividad, se encuentra que la universidad pública Argentina tiene una tasa de graduados de 17%, 18%, 20% y 21% en los años 2001, 2002, 2003 y 2004, respectivamente. Una productividad muy baja.

Veamos ahora la situación desde el punto de vista de genero. El año 2005 el 60% de los egresados son mujeres. Y un porcentaje parecido son ingresantes (57,1%). Y casi lo mismo ocurre considerando el total de alumnos (57,3%)

Si la productividad es baja en terminos de graduandos, entonces se genera una distorsión entre el año de estudios en la universidad con el año académico correspondiente y esto genera también una distorsión en la edad promedio de los estudiantes.

Si sólo el 20% de los ingresantes, en promedio, egresa, entonces los alumnos que están cinco años en la universidad, muy probablemente no están cursando las asignaturas correspondientes al quinto año de la carrera. Las asignaturas del quinto año de la carrera probablemente se estén cursando en el sexto o setimo u octavo año, en promedio, de estancia en la universidad. Una pista para descubrir que esto ocurre es considerar la edad promedio de los estudiantes.

El 2005 el 15.1% de todos los estudiantes tenía edades de 19 años o menos. Casi el 40% (39.3%) contaba con una edad entre 20 a 24 años. Entre 25 a más, se contaba el 36% del total de la población.

Considerando la edad de los ingresantes, un 43% tenía hasta 19 años de edad. En términos prácticos, quiere decir que el 43% de los alumnos en el primer año de la carrera tenían 19 o menos años de edad.

Si se presume que un estudiante ingresa a los 18 años, a los 22 años debería ser egresado. Sin embargo el 54% de todos los estudiantes tenían hasta 25 años de edad. Y el 46% restante más de 25 años. El 46% de los estudiantes de las universidades públicas argentinas no debería estar en la universidad.

Veamos ahora lo que ocurre en la universidad privada.

Tomando las estadísticas de las universidades privadas en Argentina, para el período 2001-2005, se encuentra que en el año 2004, la tasa de egresados fue de 28%. Se registraron 20,240 egresados frente a 72,482 ingresantes.

Si calculamos la tasa de egresados mediante el método de cohortes, el año n+5 entre el año n, obtenemos una tasa de 39%. En este caso consideramos los egresados del año 2004, 20,240 versus los ingresantes en el año 2000, 52,279.

Considerando la primera medida de productividad, se encuentra que la universidad privada Argentina tiene una tasa de graduados de 29%, 34%, 29% y 28% en los años 2001, 2002, 2003 y 2004, respectivamente. Una productividad más alta que la universidad pública. En la universidad pública egresa, anualmente, 1 de cada 5, mientras que en la privada egresa 1 de cada 3. Sin embargo, en ambos casos, la brecha implica una presión para incrementar la cobertura.

Considerando el genero, el 2004 el 56% de los egresados son mujeres. Y un porcentaje un poco menor son ingresantes (52,3%), así como en relación al total de alumnos (52%). El comportamiento es aproximado al que ocurre en la universidad pública.

El 2005 el 15.1% de todos los estudiantes tenía edades de 19 o menos años. Casi el 40% (39.3%) contaba con una edad entre 20 a 24 años. Entre 25 a más, se contaba el 36% del total de la población.

El 2005 el 13% de todos los estudiantes tenía edades de 19 o menos años. Casi el 40% (37.8%) contaba con una edad entre 20 a 24 años. Entre 25 a más, se contaba el 35.4% del total de la población. Estos resultados son bastante cercanos a los que se producen en la universidad pública.

Considerando la edad de los ingresantes el año 2005, un 29,1% tenía hasta 19 años de edad. El 31.1% ingresa en una edad de entre 20 a 24 años. Y los ingresantes con 25 años y más son el 26%. Este comportamiento difiere un tanto del que se aprecia en la universidad pública donde poco más del 43% de los ingresantes tienen hast 19 años de edad. Los ingresantes a la universidad privada tienen una edad promedio mayor que los de la universidad pública.

El 50,7% de todos los estudiantes en las universidades privadas el año 2005, tenían hasta 25 años de edad. Y el 49,3% restante más de 25 años. El 49,3% de los estudiantes de las universidades privadas argentinas no debería estar en la universidad (si se asume que la edad de ingreso a la universidad es 18 y la de egreso los 22). De nuevo, los resultados son muy próximos al comportamiento identificado en la universidad pública.

Es decir, tanto la universidad pública, como la universidad privada registran una baja productividad. En otras palabras, la ampliación de la cobertura, incremento y diversificación de la oferta, tiene el alto costo de la calidad académica.
La expansión de la oferta ha sido tan grande que en términos del grupo etáreo 20 – 24 años de edad, la tasa de escolarización en educación superior, llega a ser la más alta de toda América Latina. Específicamente, el año 2003, el 60% de la población con 20 a 24 años de edad se encontraba incorporado en la educación superior en Argentina.

Y la mayor cobertura tiene mayores costos. Al extenderse la oferta se extiende también la demanda por los recursos y se extiende con el mismo sentido ineficiente. Un ejemplo es el número de docentes universitarios que emplea la universidad pública.

El total ascendió a 143,804 el año 2005. Y ese año la matrícula ascendió a 1,285,625. Lo que arroja una tasa alumnos docente de 8,94. Un profesor por cada 9 alumnos. Una productividad demasiado baja.

Y el número de docentes universitarios presiona sobre la composición del presupuesto. El mismo año 2005, las remuneraciones representaron el 71.17% del presupuesto. Y, de otro lado, el presupuesto se ha mantenido como un porcentaje muy bajo en términos del PBI. Los años 2001, 2002, 2003, 2004 y 2005, la asignación del presupuesto público para la universidad pública representó apenas el 0,61, 0,52, 0,53, 0,48 y 0,54% del PBI respectivamente.

Medio por ciento del flujo de riqueza anual se destina a las universidades públicas para que sostengan una tasa bruta de escolaridad de la más alta de Amércia Latina. ¿Cómo se hace? Con baja calidad en la formación universitaria.

Resumen de Información sobre Universidades Públicas en Argentina

  • Tasa de crecimiento anual de la matrícula en la universidad pública, período 1945-1955, 11%
  • Tasa de crecimiento anual de la matrícula en la universidad pública, período 1945-2000, 7%
  • Matrícula en la universidad pública en 1950, 60, 70, 80, 90 y el año 2000 respectivamente: 80,445; 167,162; 220,684; 375,409; 679,495; 1,124,044.
  • Matrícula en la universidad privada en 1950, 60, 70, 80, 90 y el año 2000 respectivamente: 0; 2,480; 37,890; 72,692; 102,060; 145,190.
  • Número de universidades públicas al año 2003: 41. Número de universidades privadas al año 2003: 53.
  • Tasa de Egresados en la universidad pública, año 2005, egresados sobre ingresantes, 21%. Egresados 2005 sobre ingresantes 2001, 22%.
  • Tasa de Egresados en la universidad privada, año 2004, egresados sobre ingresantes, 28%. Egresados 2004 sobre ingresantes 2000, 39%.
  • En la universidad pública, el año 2005, las mujeres representaron el 57,3% de los Estudiantes, el 57.1% de los ingresantes y el 60% de los egresados.
  • En la universidad privada, el año 2005, las mujeres representaron el 52% de los Estudiantes, el 52,3% de los ingresantes y el 56% de los egresados.
  • En la universidad pública, el año 2005, el 46% de los estudiantes tenían de 25 a más años de edad. Es la edad en que deben estar fuera de la universidad.
  • En la universidad privada, el año 2005, el 49.3% de los estudiantes tenían de 25 a más años de edad. Es la edad en que deben estar fuera de la universidad.
  • El 60% de la población con entre 20 a 24 años de edad, se encontraban en la educación superior, el año 2003. La más alta cobertura en toda América Latina.
  • El año 2005 había un Profesor Universitario por cada 9 estudiantes en la universidad pública.
  • 71,17% del presupuesto asignado a las universidades públicas el año 2005, estaba destinado a remuneraciones. Y el presupuesto total representaba el 0,54% del PBI.

La información sobre Argentina se ha obtenido del estudio de Norberto Fernández, consultor del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, presentado en el Taller “Evaluación y Acreditación de la Educación Superior en América Latina y el Caribe”, organizado por la UNESCO en Mayo del año 2003 en Buenos Aires, Argentina.

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